I
En un cercano pueblo, de cuyo nombre no me quiero acordar, ocurre un fenómeno muy curioso: en lugar de personas los que habitan la localidad son ratas y ratones, pero han pretendido vivir como el hombre: trabajar en forma organizada, construir casas (ratoneras), hacer política y elegir a sus gobernantes para que haya orden y desarrollo en su pueblo. Así, apegados a esta forma de pensar homínida, los ratones comenzaron a progresar, después de sacudirse de un grupo de roedores malintencionados que durante mucho tiempo impidieron el progreso con actos de corrupción (en ese pueblo a los ratones corruptos les dicen ratransas.
En menos de veinte años la nueva generación que llegó al poder popular logró demostrar que gobernar y administrar con honestidad y eficiencia redundaba en beneficio de todos. De esta forma, los nuevos gobernantes –quienes fallaban poco no por ratransas sino por errores involuntarios- lograron pavimentar muchos conductos de ratoneras, construir madrigueras, agua entubada, drenaje, electrificación, alumbrado y construir aulas escolares para que pudieran estudiar y prepararse los pequeños roedores.
Los ratones estaban felices cuando vieron que trabajar honestamente ayudaba a mejorar las condiciones sociales de su pueblo, pero más cuando elegían a honestos gobernantes, pues estos administraban bien los recursos que se recaudaban por concepto de impuestos que todos los gobernados aportaban a la administración de gobierno.
Pero muchas veces la ambición o la falta de principios morales hunden a los pueblos. Esto fue lo que ocurrió más tarde en el pueblo de ratas y ratones, pues, una vez más, las elecciones populares llegaron y esta vez gran parte de los ratones electores cayeron en las redes tramposas de un ratransa, que de mucho tiempo atrás venía analizando la actitud de todos los roedores del pueblo y buscó la parte débil de los electores. De esta manera, cuando llegaron las elecciones la mayoría roedora emitió su voto a favor del ratón mayor en materia de corrupción.
II
El ratón candidato se llamaba ROBEN. Primero, para lograr la candidatura, buscó al presidente estatal de su partido para ofrecerle mucho dinero que había juntado tiempo atrás cuando había tenido la oportunidad de colaborar en una administración popular; ahí, con sus mañas, manipuló al Jefe gobernante honesto, quien no sabía leer ni escribir. Con engaños le hizo firmar documentos falsos para dejarlo mal y para opacar la imagen del partido político al cual pertenecía el Jefe gobernante. Concluida la administración, éste último fue aprehendido hasta en las puertas de su ratonera por un grupo de roedores que fungían como agentes judiciales de la zona; lo trasladaron a otro sitio y lo encerraron en la cárcel. Los ratones reporteros pronto divulgaron que el ex gobernante había sido detenido por un peculado de muchos millones de pesos. Pero pocos sabían que al ex jefe gobernante lo habían entambado (metido al tambo) por culpa de ROBEN, quien, aprovechándose del analfabetismo del ex gobernante, le hacía firmar cheques en blanco, pero era ROBEN el que cobraba las grandes cantidades de dinero.
Con este primer paso, ROBEN encontró camino libre para continuar con la obtención de la candidatura. Inició una labor de convencimiento en el pueblo, solicitando una cooperación a todos los roedores; éstos, olvidando el pasado negro de los gobernantes corruptos, aportaron fuertes cantidades al precandidato para que lograra sus propósitos. El dinero recibido lo destinó para comprar las conciencias de los otros precandidatos de su mismo partido. Logrando esto, ROBEN inició su campaña política.
III
Comenzó a recorrer todas las ratoneras habidas y por haber de todo el pueblo roedor, prometiendo transformar por completo la fisonomía de la localidad; es más, les dijo que construiría grandes fábricas de quesos y que todos tendrían comida y empleo bien remunerado sin necesidad de salir de las madrigueras.
Prometió también trabajar mejor que los gobiernos honestos de los últimos años postulados por otros partidos políticos. Utilizando el dinero aportado por los mismos ratones, ROBEN adquirió muchos productos, como frijoles, harina, leche, quesos, maíz, galletas, azúcar y otros satisfactores, los cuales los embolsó y distribuyó entre toda la población. Aparte, regaló dinero en efectivo y repartió materiales para la construcción de ratoneras. El ratransa se jactaba de tener mucho dinero.
--Y si el dinero público no alcanza –decía ante ratas y ratones-, todas las obras y trabajos en mi administración los realizaré con el dinero de mi bolsa.
Los ratones, obnubilados por la emoción de las grandes promesas, aplaudían y gritaban porras al candidato ratransa: “¡ roben, roben, roben !” El aspirante sonreía y, alegre, se acariciaba su frente pelona a causa de la calvicie. Vestía chamarra negra de cuero y pantalón azul de mezclilla despintada y ¡ja¡ unas botas vaqueras.
Llegan las elecciones y la mayoría roedora vota a favor de ROBEN. La errónea decisión fue a causa del engaño, la corrupción y las trampas indeseables del ratransa, ya que éste previamente se preparó: sobornó a los encargados de organizar las elecciones populares y conseguir a tiempo credenciales de elector de ratones de otras localidades. A la hora de los sufragios, llegaron grupos de roedores provenientes de otras partes y votaron por ROBEN, estimulados por el pago previo hecho por el mismo ratransa. Un mes después, el Jefe gobernante electo tomó posesión.
IV
La gran desilusión de todos los ratones del pueblo vino al día siguiente. Fueron a buscar al nuevo gobernante para plantearle la enorme lista de necesidades que aún existía en toda la jurisdicción territorial. Y pácatelas: ROBEN no estaba en el lugar donde debería estar para recibir a sus gobernados. Pero los desilusionados respiraron hondo y comentaron que posiblemente era porque se trataba del primer día de gobierno, por lo que más tarde se retiraron a sus ratoneras para regresar al día siguiente. Amaneció y a las once de la mañana de nueva cuenta ya estaban ahí, esperando a ROBEN. Por ahí sale su representante y les dice: no, no está. Los molestos ratones se enfadan y reclaman por qué entonces ROBEN usa como lema de administración “Por un gobierno de puertas abiertas y respuesta inmediata”. El disfuncionario les dice que de ello no se trata de un fraude. El lema –dijo- sí se cumple: “vean ustedes: las puertas de la oficina están abiertas porque ROBEN no está, y la respuesta inmediata consiste en decirles que no podemos atender sus problemas en estos momentos”. “Lo que tienen que hacer” –agregó el ratón representante- “es seguir buscando al Jefe; ah, pero tendrán que madrugar porque ROBEN es muy trabajador y llega a veces aquí a las cuatro o cinco de la mañana”. Los ratones escucharon atentos. Lo siguieron buscando hasta que muchos días después lo encontraron. Le reclamaron su actitud, pero él, prepotente hasta la exageración, antes de sacarlos a patadas de su oficina, los reprendió diciéndoles que nada tenían que reclamar, pues los votos que emitieron a su favor fueron votos comprados. “Así que –les indicó-… ¡fuera de aquí ratas huarachudas, no ensucien mis alfombras !”.
ROBEN no sólo era prepotente y autoritario, sino además amagaba con matar a cualquier ratón que contradijera sus hechos y sus palabras, aunque éstas estuvieran fuera de la razón; además, era un mentiroso patológico que, incluso, muchos pensaron que estaba loco. Pero no era así, sino padecía síndrome de alteraciones nerviosas y complejo de "grandeza". Como resultado, el ratón funcionario todo el tiempo se la pasaba diciendo estupideces a los medios de comunicación, como: “conozco a los ratones más grandes del mundo”; “sin mí este pueblo no existiría”; “en tres años de mi gobierno este pueblo de ratones será un verdadero paraíso”; “aunque no lo crean, estoy trabajando con mi dinero para mejorar las condiciones del pueblo”; “construiré mil casas al año para los ratones más jodidos”, etc., aunque en los hechos realmente nada hacía.
Más tarde toda la población roedora se dio cuenta que ROBEN no realizaba ningún trabajo serio, sino sólo hacia la finta de trabajar. Para eso presionaba a todos los ratones para que hicieran faenas para rasgar por aquí y por allá. Pero el propósito verdadero del ratransa es desviar recursos y pretender justificar gastos ante sus gobernados, de ahí la necesidad de rasgar y escarbar como jabalí por distintos rumbos de la localidad.
Al pueblo le daba coraje la actitud tan corrupta y deprimente de ROBEN, pero nada le podía reclamar, ya que de algún modo todos estaban involucrados en la elección de un mal gobernante. Mientras que el Jefe no llegaba a su oficina, los demás ratones empleados se la pasaban enfiestados todo el tiempo. Nunca pudieron entender que llegar al lugar donde estaban no era para servirse sino para servir: atender y resolver problemas. Lejos de cumplir con estos objetivos, lo que hacían era enamorarse y formar parejas extramaritales, a tal grado que en poco tiempo de iniciar la administración la mayoría de las ratonas empezó a manifestar síntomas de embarazo. Los ratones allegados a ROBEN y al manejo de los fondos públicos en seguida iniciaron la construcción de casas para albergar ahí a la segunda o tercera rata en amasiato; el "representante", quien al principio pretendió suplir la ausencia de su jefe, se distrajo también en tórridos romances en uno de los barrios de la localidad. Todo el equipo administrativo tomó una tendencia con miras a beneficiarse y beneficiar a las ratas y ratones de su mismo partido. Ya nadie se acordaba de la mística del servicio, o, más bien, nadie entendía los propósitos de un gobierno popular, pues desde ROBEN hasta el intendente a penas sabían medio leer.
V
Transcurrieron los tres años de gobierno y en el pueblo no se vio ningún avance de progreso. Un grupo de ratones que no estaban de acuerdo con los hechos ocurridos le prendieron fuego a las instalaciones donde se alojaba ROBEN y su equipo, pero la capacidad intuitiva de sus colaboradores avisó a tiempo lo que ocurriría, por esta razón muchas ratas y ratones huyeron con anticipación.
ROBEN, que es el ratransa principal, como siempre, embebido en la ambición, quedó calcinado dentro de su oficina mientras que su secretario y su tesorero huyeron por distintos lugares, lejos de sus dominios. Todos perdieron todo: ROBEN perdió la vida; el tesorero y el secretario, perdieron los cargos que ostentaban, el dinero, sus familiares y su patrimonio. Los pocos que no votaron por ROBEN, ratas y ratones honestos, salieron dignamente de su pueblo en el transcurso del mal gobierno; la mayoría, que sí había votado por ROBEN, perdió la dignidad y apoyó a su gobernante corrupto a cambio de insignificantes obsequios, como despensas con productos ya caducos, colchonetas, cobijas, atados de cartón, etc.
Los habitantes del pueblo luchaban siempre por superar sus condiciones de ratas y ratones; luchaban por una evolución y por un progreso de su género, pero en el transcurso del gobierno de ROBEN la mayoría sufrió un retroceso, remarcando su condición de RATAS Y RATONES.