ABANDONADO
Siguiendo con lo que les
decía ayer, el individuo estaba dispuesto a suicidarse, se le había cerrado el
mundo. El último vecino que le preguntó la razón de sus graves preocupaciones,
él respondió simplemente que ya no tenía sentido vivir. Explicó que su esposa,
la norteamericana, se le había ido y él ya no tenía dinero para ir a buscarla
en el país vecino.
-Por
eso –dijo.
Amaneció
y vio que el cielo estaba amarillo a pesar de que estaba totalmente despejado.
Quiso escuchar música, pero no pudo. Tiró del mueble su minicomponente y lo
pateó con fuerza, partiéndose en tres, cuyos pedazos fueron a dar hasta la
calle y por poco lastimaba a una niña que iba pasando por ahí con su mamá. La
señora masculló unas palabras que no se alcanzaron a escuchar. Él contestó con
una grosería impublicable.
Vio
que llegó una parvada de aves y éstas se colocaron en su cabeza, lo cual le
nubló más la vista. Se las quiso quitar. Se sacudió con las dos manos dando
brincos. No soportaba la casi total oscuridad. Eso lo motivó a salir de su
casa. Afuera respiró hondo y se sintió un poco más liberado. Sus ideas le
decían que arriba de un árbol podría estar mejor. Regresó adentro de su casa y
buscó un cordel. Encontró una reata que estaba en la bodega.
Salió
de nuevo y se alejó de su casa. Llegó a un bosque, donde se veían algunos
árboles. Escogió uno, el más alto y frondoso. Tiró con fuerza la punta de la
cuerda, la cual logró pasar arriba de una gruesa rama. Formó unos nudos en la
reata para poder subir. Empezó a escalar. Se cansó de las manos. Se quedó
quieto.
Cuando
volteó a ver, notó que estaba ahí su abuelo materno, que llevaba mucho tiempo sin verlo.
-Hola,
hijo, ¿qué estás haciendo? –preguntó el anciano.
-Nada,
abuelito, aquí trato de subirme al árbol porque siento que me sentiría mejor estando
arriba.
-No
hijo, no te subas. Ven, mira te presento a un amigo.
Miró
y vio a un personaje extraño, pero de rostro muy amable. Era una persona muy
especial. Sin decir palabras, lo tomó de las manos.
-Bienvenido
–dijo dulcemente el extraño personaje.
-No
entiendo nada –expresó el suicida-. A ver, abuelito, dame una explicación que
está sucediendo. Quién es esta persona y por qué al tomarme de las manos se me
fue todo el malestar que sentía hace unos momentos.
-Calma,
hijo. Tú también ya está al otro lado. Acabas de pasar conmigo.
Empezó
a llorar de tristeza y de alegría. Lloró amargamente al darse cuenta que un
ángel y su abuelo lo estuvieron acompañando estando vivo. El ángel le comentó
que siempre le indicó el camino a seguir pero él pocas veces obedeció.
-Tú
cometiste muchos errores en la vida corpórea –dijo el ángel-. Pero no te
preocupes. El Creador y los Seres de Luz te daremos otra oportunidad para que
regreses de nuevo al mundo físico, no precisamente al planeta Tierra, para que
sigas evolucionando. Pero, claro, eso será en otra etapa de tu vida.
Los
vecinos se acercaron al árbol. El individuo estaba colgado. En la página
policiaca de los diarios coincidían los titulares. “Se suicidó porque lo
abandonó su mujer”.