EL PODER
Todos
sobre el poder. Llegó la competencia para demostrar quién es más poderoso en la
tierra. Entre naciones, grupos y personas. Es un contagio. Una epidemia. Ya
nadie se acuerda de la vida y de la tierra, el planeta. Todos sobre el poder.
Quién tiene más dinero, quién más propiedades…
Los
diccionarios definen así el poder: “Capacidad o facultad de ejecutar una
acción”, “Control que se ejerce sobre un grupo humano”, “Posición fuerte que permite influir sobre la
sociedad”, “Tenencia o posesión de algo”, “Capacidad mágica”… Lo que busca
mucha gente, sin embargo, es el poder del dinero. El que tiene mucho dinero lo
tiene todo. Ese es el poder.
Y
el poder es el poder comprar, poder destruir, poder sobornar, poder, poder y
poder… Ese es el gran trofeo que todo mundo busca. En tanto sucede esto hay una
gran decadencia en los valores del ser humano, por lo que a leguas se nota que
existe una crisis social, política y económica, como consecuencia de la ausencia
de valores.
¿Habrá
tiempo de recuperar esos valores?
Mientras
gran parte de la humanidad se entretiene con la meta del poder, se da un
fenómeno natural que pocos reparan a pesar de que sienten y ven todos los días
y en todo momento. El cambio climático. Algunos dicen que este fenómeno no
existe. Y ni siquiera sabe nadie si se produce por la depredación humana o se
da por un cambio natural que sufre el planeta en medio del espacio universal.
Aunque
suene a pleonasmo, esta realidad es REAL, sólo que muchos pretenden cerrar los
ojos ante el hecho porque su prioridad no es preservar o conservar el medio en
que habitamos, sino continuar depredando y destruyendo su propia Casa. Lo
primero es el poder… poder matar, poder adquirir, poder dominar, poder…
Hace
poco al caminar por la terracería que conduce a Tierra Verde me encontré a la orilla
del camino a un niño como de once años que estaba recargado sobre una enorme
laja, y tenía en la mano la punta de un
rústico bastón, sosteniéndolo sobre el suelo.
Le
saludé y me detuve frente a él para luego preguntarle que qué hacía ahí en un sitio
muy solitario, en las grandes laderas de las montañas. Me dijo que simplemente
descansaba. Se veía relajado, pero con su mirada fija hacia otro lado, sin ninguna pretensión de mirarme. “Soy el
espíritu de los árboles y de la madre naturaleza”, dijo. Ja, la verdad más que
sorprenderme, me asustó.
-Me
imaginé que el espíritu de la naturaleza era una mujer y no un niño.
-Tenemos
la capacidad de presentarnos en la forma que queramos.
-También
pensé que era invisible.
-Igual,
podemos desaparecer físicamente.
Al
mirarlo detenidamente caí en la cuenta que en verdad no era un niño, sino un
adulto, sólo que su estatura y todo su cuerpo aparentaban ser un niño. Siguió
mirando hacia un mismo punto. Al ver hacia la dirección de su mirada alcancé a
distinguir una pequeñita parte de la gran ciudad de Hahahilizapan, en medio de
los contornos de las grandes cumbres.
“El
hombre debe prepararse de lo más difícil que le viene”, expresó con palabras
pausadas y con una voz ronca. Fue cuando me miró fijamente a los ojos. Quise
apartar la mirada de la suya pero no pude. Caí en la barranca de su
pensamiento, sin poder detenerme a pesar de que lo intenté.
Ahí
el sol era intenso, demasiado intenso, insoportable. Los ríos, lagos y los mares estaban secos. No
soportaba los rayos incandescentes del llamado astro rey. Ya no había vida
animal ni vegetal. De inmediato busqué dónde protegerme. Vi una gruta cerca de
ahí, me encaminé a ella y me introduje para buscar sombra. Mi sorpresa fue
enorme y terrorífica. Dentro de la gruta no había sombra.
Las fuertes rocas de
la cueva estaban transparentes y los rayos solares traspasaban como si no
estuviera nada. “Eso es lo que espera la humanidad en poco tiempo”, escuché la
voz del espíritu de la madre naturaleza en mi mente. Sacudí fuertemente la
cabeza y abrí los ojos. Vi que el día se había alejado. El “niño” ya no estaba
sobre la enorme laja. Sólo distinguí el parpadeo ligero de las luces de las
luciérnagas.
Empecé
a descender despacio el sinuoso camino de la montaña, en la oscuridad,
reflexionando. “Así que eso podría suceder en poco tiempo”, pensé. Pero nadie
se da cuenta. La humanidad está entretenida, buscando EL PODER… el poder de
destrucción de su propio hábitat.