LA
BÚSQUEDA INTERIOR
Buscar hacía afuera cotidianamente es lo que la
tradición y las costumbres nos han enseñado. “Estudiar y trabajar para crecer y
alcanzar el éxito”, nos dicen con frecuencia. “Pensar y emprender en grande es
para los valientes”, dicen otros. "El mundo es para los vivos", agregan los dormidos. El caso es tener ambición en grande para
alcanzar la cima del éxito.
De acuerdo con estos pensamientos, ¿qué es el
éxito? De manera corriente y vulgar, alcanzar el éxito es tener mucho dinero.
Tener bienes en cantidades, vivir “cómodamente” y tener la solvencia económica
para seguir comprando lo que uno quiera y viajar por todo el mundo.
¿Será esta práctica que nos podría llevar al
bienestar individual, colectivo y a nivel planetario? Los hechos presentes en
el mundo nos dicen que no. Hoy en día la humanidad tenemos aprisionado al
planeta tierra que se nos ha dado como casa y como hogar para habitarlo con
sobriedad y equilibrio.
La falta de inteligencia y razonamiento ha hecho
que la ambición desmedida e insana se imponga. Queremos apropiarnos de la
maravilla material de la tierra como ente universal. El hombre no sólo sueña
con apropiarse de extensiones de tierra y de recursos económicos para poseer mansiones,
coches, aviones, yates y hasta islas, como propiedades personales; también
existen individuos que quisieran apropiarse de todo el planeta tierra. El
ejemplo más notorio fue la guerra irracional de Hitler y el nazismo. Hoy en día
siguen prevaleciendo pensamientos similares o peores en el mundo.
El éxito superficial del hombre hace destruir
grandes extensiones de selvas y bosques, y contamina ríos, lagos y mares. Es
por ello que la tierra está mostrando ya signos de colapsarse. El llamado
cambio climático es producto gran parte de la depredación del visitante pasajero,
que siempre ha ido tras la búsqueda exterior.
Es búsqueda exterior desde el momento en que
cree que su dios está afuera. Cree igualmente que su felicidad está en el
exterior, por eso se dedica día a día a buscar y acumular “grandes fortunas”
externas, que finalmente son fortunas ilusorias. El hombre millonario no deja
de ser un individuo solo con su alma. Lo de afuera es de afuera. El planeta
tierra no es nuestro planeta, la realidad es que somos del planeta. Físicamente
surgimos del planeta y nos convertiremos de nuevo en polvo del planeta.
Pero afortunadamente los grandes seres
ascendidos, entre ellos Jesús El Cristo, nos han venido a enseñar que la vida
no se limita a la vida física. Más allá de la vida terrestre existe otra
dimensión, que es la realidad de la vida espiritual. Pero no es necesario morir
para vivir este plano de vida. Desde aquí podemos empezar a practicar una vida
sobria y moderada. Dejemos por favor de hacerle daño a “nuestra” casa, aunque
los signos presentes demuestran que es tarde para recoger y poner orden.
Indudablemente que hay gente que se ríe ante
estos argumentos. Hay gente que cree que no hay Dios y que la vida presente es
obra de la casualidad. Como el embrión o como el pollito en cascarón ignora de
dónde viene todo lo que tiene como ser vivo: protección, calor, alimento, etc.
En el caso del embrión y del pollito en cascarón obvio es que todo viene de la
madre; y en el caso del hombre todo lo obtiene de El padre Creador. Nadie es
autónomo. Simplemente tomamos la libertad de elegir nuestro camino: sol o
sombra.
Empecemos a buscar el tesoro interior para
detener la búsqueda exterior y frenar el deterioro del planeta. ¿Es tiempo aún
de salvar la tierra? Nadie sabe. Pero podemos orientar nuestro pensamiento a
una nueva forma de vida. El que crece interiormente no puede crecer externamente,
y el que crece exteriormente no puede crecer internamente. Seguir creciendo
hacía fuera es seguir depredando el hogar que se no nos ha prestado. Debemos forzosamente
revertir nuestra forma de pensar para salvar la tierra. Dejemos de ilusionarnos
por las cosas materiales y empecemos a vivir por lo que realmente necesitamos.