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Hola amigos del planeta, bienvenidos a este sitio, en el que encontrarán textos originales del autor, cuentos y poemas, algunos de los cuales están escritos en náhuatl debido a que en el municipio de Rafael Delgado, Veracruz, México, aún se conserva esta lengua nativa de estos lares.(Pedro Enríquez Hdez.)



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5 jul 2012

DESCENDIENTES DE AZTLÁN


DESCENDIENTES DE AZTLÁN

Con cariño a la Peke

Suenan las campanas de mi pueblo
¡Tan tan tan tan!
y la gente grita con alegría:
¡Vamos señores,
somos descendientes de Aztlán!

El campesino se levanta temprano,
va al campo a sembrar un grano;
no le importa si llueve o truena,
él va cantando como la campana:
Tan tan tan tan.

Llegamos aquí caminando desde el norte,
por eso mujeres, hombres y niños,
siempre cantarán:
¡somos descendientes de Aztlán!

Incansables hemos caminado
y frenados frente a un nopal,
donde un águila devoraba una serpiente.
“Detenerse aquí mi gente”
dijo Quetzalcoatl,
“y llevar la cultura a otros pueblos”.

Es así que hoy estamos aquí
en tierras chiahualpenses,
cantando como las campanas
Tan tan tan tan.
Y con alegría gritamos:
¡somos descendientes de Aztlán!



TABÚ...Pedro Enríquez Hdez.

T A B Ú


Por fin quiero hablar señores. Y nadie se haga el desentendido porque todos me conocen, tanto parias como potentados, hombres y mujeres, pastores y sacerdotes, patrones y trabajadores, monjas y prostitutas… bueno, para qué le sigo, si todos me conocen.

Sé muy bien que todos me desean, aunque unos en poca proporción;  pero la mayoría me adora y hasta están dispuestos a matar por mí con tal de tenerme. Y ha sido así cómo han inventado guerras absurdas. Pero a la vez mucha gente me maldice; me desea pero me maldice. Muchos desconocen realmente quién soy, a pesar de que me desean con vehemencia y en ocasiones me tienen en exceso. Sin embargo no saben quién soy, me satanizan, me confunden.

Para algunos soy un tabú, no me definen, no me exhiben, no dicen nada de mí, pero siempre andan en pos de mí. A veces hasta se camuflan para obtenerme. Algunos líderes religiosos dicen que soy del diablo pero ellos me acumulan con frecuencia en nombre de Dios…

Una vez estuve en una reunión donde hablaron mal de mí, se expresaron muy mal. Unos me mentaron hasta la madre. Dijeron con enojo que yo a muchos hombres les creaba falsos respetos, que destruía familias, que perdía a la gente, que creaba guerras, que prostituía…  en pocas palabras, yo echaba a la perdición a hombres, mujeres y jóvenes.

Sinceramente en ese momento yo me puse a reír, claro a escondidas de los deliberantes. ¿Por qué los hombres son tan absurdos? Si en verdad los destruyo ¿por qué me desean con tanta vehemencia? Como dije al principio, hoy quiero hablar señores para defenderme, porque al parecer nadie quiere levantar un dedo para apoyarme, bueno, francamente no quiero que nadie me ayude, yo solo lo puedo hacer. Además por mí no hay problema si me tienen o no porque a veces me canso y me aburro de andar de mano en mano.

Quiero decirles señores que yo no tengo la culpa que me quieran y me deseen. No por presumir, pero el que me tiene con exceso se destruye sólo, desde luego cuando no está preparado para tenerme. Algunos me buscan con ahínco, me obtienen y se obsesionan de mí; me atrapan, me detienen, me acumulan injustamente y ya no me dejan circular. ¿Qué sucede ahí? Me pudro con ellos. Me pregunto: ¿para qué me quieren así?

Yo no soy nada más que el producto de su esfuerzo. Y al decir producto me refiero al resultado justo de su trabajo. Si se salen del huacal empiezan los problemas. Esto es, si me obtienen de más sin ser producto real de su esfuerzo, a alguien se está robando la energía de su trabajo. Y como el universo es un espejo, el daño y la destrucción se las orienta a uno mismo.

No se engañen señores, yo sólo soy un objeto, una herramienta necesaria para el intercambio comercial. Sin embargo, sí sirvo y resuelvo muchos problemas en las sociedades. Pero en sí yo no tengo poder mágico, ustedes me lo han creado, ustedes me han dado esa fuerza. El que me sabe tener me tiene sin mareos y sin problemas. Pero ojo, el que me obtiene de manera tramposa también cae en la trampa y se destruye.