DESCENDIENTES DE AZTLÁN
Con cariño a la Peke
Suenan las campanas de mi
pueblo
¡Tan tan tan tan!
y la gente grita con alegría:
¡Vamos señores,
somos descendientes de Aztlán!
El campesino se levanta
temprano,
va al campo a sembrar un
grano;
no le importa si llueve o
truena,
él va cantando como la
campana:
Tan tan tan tan.
Llegamos aquí caminando
desde el norte,
por eso mujeres, hombres y
niños,
siempre cantarán:
¡somos descendientes de
Aztlán!
Incansables hemos caminado
y frenados frente a un nopal,
donde un águila devoraba una
serpiente.
“Detenerse aquí mi gente”
dijo Quetzalcoatl,
“y llevar la cultura a otros
pueblos”.
Es así que hoy estamos aquí
en tierras chiahualpenses,
cantando como las campanas
Tan tan tan tan.
Y con alegría gritamos:
¡somos descendientes de
Aztlán!