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Hola amigos del planeta, bienvenidos a este sitio, en el que encontrarán textos originales del autor, cuentos y poemas, algunos de los cuales están escritos en náhuatl debido a que en el municipio de Rafael Delgado, Veracruz, México, aún se conserva esta lengua nativa de estos lares.(Pedro Enríquez Hdez.)



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29 nov 2020

La búsqueda interior

 LA BÚSQUEDA INTERIOR


Buscar hacía afuera cotidianamente es lo que la tradición y las costumbres nos han enseñado. “Estudiar y trabajar para crecer y alcanzar el éxito”, nos dicen con frecuencia. “Pensar y emprender en grande es para los valientes”, dicen otros. "El mundo es para los vivos", agregan los dormidos. El caso es tener ambición en grande para alcanzar la cima del éxito. 

De acuerdo con estos pensamientos, ¿qué es el éxito? De manera corriente y vulgar, alcanzar el éxito es tener mucho dinero. Tener bienes en cantidades, vivir “cómodamente” y tener la solvencia económica para seguir comprando lo que uno quiera y viajar por todo el mundo.

¿Será esta práctica que nos podría llevar al bienestar individual, colectivo y a nivel planetario? Los hechos presentes en el mundo nos dicen que no. Hoy en día la humanidad tenemos aprisionado al planeta tierra que se nos ha dado como casa y como hogar para habitarlo con sobriedad y equilibrio.

La falta de inteligencia y razonamiento ha hecho que la ambición desmedida e insana se imponga. Queremos apropiarnos de la maravilla material de la tierra como ente universal. El hombre no sólo sueña con apropiarse de extensiones de tierra y de recursos económicos para poseer mansiones, coches, aviones, yates y hasta islas, como propiedades personales; también existen individuos que quisieran apropiarse de todo el planeta tierra. El ejemplo más notorio fue la guerra irracional de Hitler y el nazismo. Hoy en día siguen prevaleciendo pensamientos similares o peores en el mundo.

El éxito superficial del hombre hace destruir grandes extensiones de selvas y bosques, y contamina ríos, lagos y mares. Es por ello que la tierra está mostrando ya signos de colapsarse. El llamado cambio climático es producto gran parte de la depredación del visitante pasajero, que siempre ha ido tras la búsqueda exterior.

Es búsqueda exterior desde el momento en que cree que su dios está afuera. Cree igualmente que su felicidad está en el exterior, por eso se dedica día a día a buscar y acumular “grandes fortunas” externas, que finalmente son fortunas ilusorias. El hombre millonario no deja de ser un individuo solo con su alma. Lo de afuera es de afuera. El planeta tierra no es nuestro planeta, la realidad es que somos del planeta. Físicamente surgimos del planeta y nos convertiremos de nuevo en polvo del planeta.

Pero afortunadamente los grandes seres ascendidos, entre ellos Jesús El Cristo, nos han venido a enseñar que la vida no se limita a la vida física. Más allá de la vida terrestre existe otra dimensión, que es la realidad de la vida espiritual. Pero no es necesario morir para vivir este plano de vida. Desde aquí podemos empezar a practicar una vida sobria y moderada. Dejemos por favor de hacerle daño a “nuestra” casa, aunque los signos presentes demuestran que es tarde para recoger y poner orden.

Indudablemente que hay gente que se ríe ante estos argumentos. Hay gente que cree que no hay Dios y que la vida presente es obra de la casualidad. Como el embrión o como el pollito en cascarón ignora de dónde viene todo lo que tiene como ser vivo: protección, calor, alimento, etc. En el caso del embrión y del pollito en cascarón obvio es que todo viene de la madre; y en el caso del hombre todo lo obtiene de El padre Creador. Nadie es autónomo. Simplemente tomamos la libertad de elegir nuestro camino: sol o sombra.


Empecemos a buscar el tesoro interior para detener la búsqueda exterior y frenar el deterioro del planeta. ¿Es tiempo aún de salvar la tierra? Nadie sabe. Pero podemos orientar nuestro pensamiento a una nueva forma de vida. El que crece interiormente no puede crecer externamente, y el que crece exteriormente no puede crecer internamente. Seguir creciendo hacía fuera es seguir depredando el hogar que se no nos ha prestado. Debemos forzosamente revertir nuestra forma de pensar para salvar la tierra. Dejemos de ilusionarnos por las cosas materiales y empecemos a vivir por lo que realmente necesitamos.

29 ago 2020

Dios, la Energía Divina en nosotros...

 

DIOS, LA ENERGÍA DIVINA EN NOSOTROS


Escucharás voces en tu oído y en tu corazón. Algunos te dirán que hay un Dios, otros te dirán lo contrario. Te hablarán los ángeles y te hablarán los demonios. Pero tú sigue el camino con la fe enorme de que Dios existe, no en lejanos cielos ni al lado de tu cuerpo físico, sino en lo más profundo de tu corazón.

Dios es Luz, es Amor y Justicia. Todos conocemos el odio, la soberbia y demás defectos, pero si no te dejas dominar por estos males lo que podría brillar en ti es la Luz y el Amor de nuestro Padre Celestial. ¿Quién es ese Dios o Padre Celestial? Dios es indefinible e indescriptible. Nunca trates de buscarlo afuera, o investigar quién es Dios, lo que debes hacer es conocerte a ti mismo y Él se manifestará en ti.

Dios es el Creador de todo lo existente y en su Creación Él está manifestado. Su creación está viva porque Él está presente. Hasta las piedras están vivas porque en cuyos átomos hay un gran movimiento de electrones. Incluso el átomo de la materia conforma un núcleo y los electrones, parecido al sistema solar. Es algo increíble.

Nuestro padre nos da la vida aquí en el plano terrenal y en el plano espiritual. En el plano físico la vida es pasajera. Cuando la energía divina abandona el cuerpo físico el cuerpo queda inerte, como un bulto solamente. El espíritu o chispa divina es lo que da vida al organismo. ¿Durante qué tiempo una persona puede vivir? Es un enigma hasta el momento. Todo parece ser que la vida y la muerte están programadas en nuestro ADN. Por eso es importante vivir siempre despierto y con conciencia, y vivir siempre el presente. En esta vida no hay ayer ni mañana; la vida es hoy, aquí y ahora.

Los dioses

Antiguamente se creía en el politeísmo, es decir, en la existencia de muchos dioses. Y había razón de creerlo así puesto que los grupos o comunidades de esos tiempos veían presentarse seres (falsos dioses) cuando danzaban o sacrificaban animales o personas en honor de esos dioses, para pedirles que lloviera o que hubiera buenas cosechas. Hoy en día se sabe que hay un solo DIOS Verdadero, y esto nos vino a revelar Jesús de Nazaret.

Algunos también desechan la existencia de Jesús. Independiente de si existió o no, la mayor Obra del Maestro, como enviado o representante del Divino Creador, está a la vista, que es el Evangelio bíblico, cuyo eje central es el Sermón de la Montaña. Es la filosofía más hermosa de todas las corrientes religiosas del mundo. Es una filosofía de Vida para que el ser humano pudiera convivir bajo la Luz del Amor y la Justicia de esa Inteligencia Superior llamado Dios.

Vivir sin fe de nuestro Dios Padre es vivir sin la esencia de la verdadera Vida. Vivir con fe es actuar con amor y justicia; es ser justo y amoroso con nuestra familia, con nuestros padres, abuelos, hijos, nietos, vecinos, compañeros de escuela y de trabajo. Podemos decir que es la práctica de un cristianismo dinámico. De nada sirve conocer al derecho y al revés la Biblia si no se sabe amar y respetar al prójimo.

Vivir sin aceptar que la esencia de nuestro Padre está en nosotros es vivir sin fuerzas. Es como pretender levantarse estirándose del cordón de nuestro zapato. Hay que grabar en la memoria: Dios es Omnipresente, está en su Creación… está en nuestro ser.

Finalmente podemos decir que nosotros los seres humanos somos como un saco de basura, pero en el interior hay una pepita de oro. Para hacer el gran descubrimiento es necesario desechar toda la inmundicia, sólo así podemos dar paso al hermoso brillo de ese Gran Oro, que es la Luz del Ser Supremo.


19 may 2020

El enemigo

EL ENEMIGO

¡Cómo quisiera tener un arma a la mano, un arma de tu tamaño y fulminarte ahorita mismo con certeza! Vete, desaparécete de mi presencia; ya no me sigas aperreando. Te juro que me fastidias y me irrito aun al saber que si te aviento un golpe no te acertaré; lo más seguro es que te pondrías a reír a carcajadas por mi intención violenta, ciega y fallida. Me exacerbo también al tener en mi mente la idea permanente de que casi eres invencible; de seguro ahora vienes de la casa de los vecinos, satisfecho tal vez de haberlos molestado, y hasta aprovechado, y no hayan podido matarte. Seguramente quisieron matarte en serio: lanzando exabruptos, imprecaciones y toda clase de improperios, alguien martirizado por la ira, pudo haberse levantado trabajosamente, frotándose los ojos y casi cayéndose de la cama prendió la luz. Pero sólo balbucearon: "mil diablos, ya se escapó".

Y ahora estás aquí conmigo, con ese afán renuente de joderme. ¿Qué cuánto te debo? ¿Por qué no te largas a los mil infiernos y te pudres allí para siempre? Al fin y al cabo no eres más que un ser de las tinieblas; bueno, te digo "ser" porque yo pienso que tienes vida. Si, si, tienes vida porque ¿cómo es que vuelas? Eres ser de las tinieblas porque te gusta, te encanta y te fascina aperrear en la oscuridad; además, provienes de quién sabe dónde, de los más sórdidos meandros de las aguas inmundas. Y no echas tufos con tu presencia porque eres pequeño, casi invisible por tu tamaño e insignificancia, cual pavesa levantada por las volutas violentas de una llanta en llamas.

No, vete de aquí antes de que mi cuerpo se enrojezca plenamente y me levante preso por la ira y me lance sobre de ti más furibundo que el mismo diablo, amenazado por un crucifijo. Vete. No quiero levantar la voz porque podría despertar a mi esposa, a mis hijos, a mis vecinos. Ándale, lárgate inmediatamente...

Después de estas maldiciones, Andrés quiso ignorarlo; su rostro estaba mojado, lleno de sudor; las gotas le escurrían de la frente a las orejas. Quedó pensativo por un momento: "¿me levanto o no? Puedo incorporarme rápidamente y correr hacia el interruptor y prender la luz, y este maldito me lo pagaría... no; puedo despertar a Juanita... a..., pobrecita". Levantó la cabeza y pretendió mirar de cerca la cara de su esposa; pero la oscuridad reinante le impidió. Únicamente extendió la mano en busca de la figura femenina y se la puso en la cabeza por el lado de la oreja izquierda, ya que la mujer yacía de lado, con la frente hacia el tablado de la casa al cual se encontraba adosada la humilde cama.

Su mente en ese momento se pobló por un alud de pensamientos tocante a un sinfín de problemas. Tenía que levantarse a las cinco de la mañana para ir a su trabajo, el cual estaba amenazado por un inminente cierre de la fábrica: en ésta había escasa producción. En el último mes de diciembre tuvieron broncas serias con la empresa para que les repartieran los aguinaldos. "¿En dónde trabajaré si la cierran? En esos días tenía que inscribir a sus dos hijos en la secundaria; a su hija, la única y menor, también la tenía que inscribir en la primaria. Se requerían grandes gastos: las cuotas de inscripción, los cuadernos, los libros.,. Ya no quiso pensar más; además, "ese" maldito no lo dejaba en paz.

Y estalló en cólera.
-¡Con una chingada, ahora sí: te haré pedazos!
Mareado, se incorporó súbitamente, caminó a tientas en la oscuridad; ya de cerca, vio el luminoso botón del interruptor. Prendió la luz. No tenía el arma que quisiera tener: algo al tamaño del enemigo. Pero si tomó un periódico viejo que estaba allí, en una mesita; lo enrolló en forma de bate y, furioso, lanzó una mirada de lince por todo su alrededor. Sobre el viejo tablado nada había: sólo unos retratos en blanco y negro de su esposa e hijos. Detuvo ahí un poco la mirada, les sonrió ligeramente. A un lado de uno de los cuadros colgantes percibió una pequeña mancha negra. Se frotó un poco los ojos con la mano izquierda y aproximó mucho su rostro, con sumo cuidado. Como si se tratase de un enemigo realmente invencible y peligroso, le asestó un golpe duro, seco y rápido. En las tablas y en el periódico se plasmaron dos puntos rojizos. Por fin, el enemigo murió. Afuera reinaba la oscuridad. A lo lejos ladraban los perros.

"¿Qué será de nosotros y de México en poco tiempo? Las cosas están muy caras; el dinero ya no alcanza..." siguió pensando Andrés. Las manecillas de reloj-despertador marcaban las cinco de la mañana. El zancudo estaba muerto.